Soy Albira, tengo ocho años recién cumplidos y soy la mayor de los tres palabrincos que viven en mi casa.
Los otros dos son mis hermanos Alicia de casi seis años y Mario de casi año y medio.
Un palabrinco es un niño al que le gustan los cuentos, las historias, las adivinanzas, los trabalenguas, los chistes, las poesías, ...un niño que brinca de gusto con las palabras.
Palabrincos es la hijita pequeña de Palabrantes, la web de adultos de mi mami, una escritora forofa de las palabras, de todo lo que se puede hacer con ellas, y del castellano.
Le encanta la letra Q, dice que se está perdiendo y quiere que montemos una plataforma de defensa de la Letra Q, que es tan española como la eñe, aunque no la llevemos en el nombre del país.
Por eso suele firmar sus textos para niños como Mami Q., aunque también a veces se convierte en Ena, la Última de las Cantadoras de Cuentos, o en alguna otra sorpresa.
Nos iremos leyendo por aquí...habrá montones de historias llenas de ques, seguro, si las escribe mi mami sobre todo.
Albira.
Abril 2007
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2 comentarios:
Querida Palabrinco Albira:
Para este cabeza de chorlito amante del idioma es una gran alegría saber que hay madres interesadas en contar cuentos e hijos interesados en escucharlos.
Los seres humanos pensamos con palabras. Aunque no abramos la boca, mientras pensamos para nosotros mismos, estamos usando las palabras que conocemos. Cuanto mejor uses esas palabras mejor pensarás. No es que pensar bien, querido Palabrinco, te vaya a hacer más feliz, de hecho pensar no suele ser sinónimo de felicidad, pero sí que es cierto, Albira, que pensar, y pensar bien, ayuda a combatir la infelicidad.
Además, Albirita, acabarás encontrando mucho placer en las palabras bien escogidas y adecuadamente combinadas. Es, quizás, un simple placer estético, como ver caminar a un gato, que no nos aporta nada útil, pero... ¿acaso no es útil para nuestro bienestar el simple placer?
Besitos, Albira.
Gracias, Leónidas.
Albira ha buscado Arimatea por tu causa en la Wikipedia.
Las palabras, al final, son las verdaderas palancas que pueden mover un mundo.
Mami Q.
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